Aplacando el ansia de perfección

Aunque hay cierta controversia sobre la veracidad de esta afirmación, se dice que los defectos en las alfombras persas (pequeñas asimetrías, o imperfecciones) se deben a acciones deliberadas por parte de su autor, como muestra de humildad, ya que solo Dios puede hacer cosas perfectas.

alfombra persa con imperfecciones: "permitirnos la imperfección nos ayuda a aceptarnos y tratarnos mejor, y por tanto, ser más felices"

Dejando a un lado si es o no cierto, podríamos tomar esta actitud como modelo para ayudarnos a luchar contra el perfeccionismo, una de las ideas que descubrimos cuando «rascamos» en la causas del estrés de muchas personas.
Cuando pretendemos hacer las cosas perfectas, a menudo entramos en un bucle de corrección y mejoramiento que resulta improductivo, ya que los pequeños cambios que podamos realizar una vez dado por bueno aquello que estemos haciendo, no mejoran significativamente nuestro trabajo, y sin embargo, reducen la productividad y sobretodo, producen ansiedad.

Permitirnos cometer algún error (razonable) en las cosas que hacemos en el día a día, colabora en cimentar una mayor aceptación de uno mismo, y en cubrir la simple necesidad de reconocer que somos humanos y por tanto, imperfectos.

Afirmaciones positivas: Al principio suena marciano

sobre afirmaciones positivas

A propósito de mi anterior post sobre las afirmaciones positivas, me decía una persona que para ella era muy difícil hacer afirmaciones, porque cuando las hacía, le parecía que era engañarse a sí misma.

Concretamente, me decía que había intentado la frase “me merezco estar bien», pero que en cuanto pensaba esto, había una contestación que surgía de su interior, que lo desmentía:

-¿Cómo te vas a merecer estar bien si no has hecho tal o cual…?-

Por eso, en este post voy a intentar aclarar esto:

Cuando hacemos afirmaciones, no necesitamos creérnoslo desde el principio, de hecho, si no nos causa ninguna resistencia repetirnos esa afirmación en las primeras veces, es que no necesitamos trabajar esa afirmación en concreto.

Precisamente, la idea es que nos familiaricemos con afirmaciones que NO nos resultan lógicas ya de entrada (y que nos beneficien, claro está). Ese es el objetivo: que poco a poco se conviertan en aceptables por nuestra mente.

Hacemos que nuestra mente se familiarice con el sonido de estas palabras en nuestro interior, y poco a poco acaban teniendo sentido, acaba teniendo un significado real para nosotros.

¿Qué debes hacer para vencer esa resistencia y acallar el diálogo interior que desmiente las afirmaciones que deseamos hacer?

  1. No necesitas creer la afirmación, solo desear creerla
  2. Acalla la voz contestona diciéndote que no estás haciendo una descripción de la realidad, de cómo eres , o cómo te sientes, sino una declaración de intenciones (de lo que quieres que sea).
  3. Perseverar en el intento: la repetición es la clave. Puedes ir haciendo tus afirmaciones mientras caminas o mientras haces cualquier otra actividad que sea compatible (hacer las tareas de la casa, ejercicio físico)
  4. No necesitas estar plenamente concentrad@ en lo que dices. Si haces 20 repeticiones cada vez, 3 veces al día, quizá en algún momento te distraigas mientras tu mente automática siga repitiendo “me merezco estar bien” o “estoy mejor y mejor”. No importa, reitero que lo que queremos es que la mente se familiarice, aunque sea con el soniquete al principio.

Si perseveras , veras que las mismas palabras que el primer día te sonaron “marcianas”, totalmente ajenas a ti, empiezan a parecerte más y más lógicas, más y más reales.

Llega un día en que dices :

¡Claro! ¡Por supuesto que me merezco estar bien!